Los gobiernos y bancos centrales del mundo, así como los organismos internacionales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), basados en los postulados dominantes de la ciencia económica, continúan considerando al crecimiento económico como el medio para alcanzar objetivos de empleo, salud, vivienda, pensiones, etcétera. La lógica para un ministerio de finanzas es que el crecimiento de la economía genera mayor recaudación, permitiendo así contar con más recursos para gastar en bienes públicos.
También con fundamento en el concepto de escasez de la propia ciencia económica, sostienen que con innovación y avances tecnológicos se puede hacer más con menos y así aprovechar los recursos escasos para satisfacer las necesidades de la sociedad.
La tendencia de la población mundial es a la alza. En un planeta donde el deterioro al medio ambiente es cada vez más evidente, el tema de la escasez y los avances tecnológicos para la satisfacción de crecientes necesidades es cada vez más relevante.
Sin embargo, la búsqueda constante de mayor crecimiento económico y la visión de que más y mejor tecnología son la respuesta a los problemas y retos de la sociedad actual y futura, es muy limitada. Los avances tecnológicos no necesariamente han considerado el tema ecológico o medio ambiental, y el impacto de la tecnología en otros aspectos tampoco se ha analizado e integrado cabalmente al debate de las políticas públicas.
La tecnología ha beneficiado mucho en el rubro de la productividad. Sin embargo, la tecnología ha tenido y seguirá teniendo un impacto significativo en el mercado laboral nacional e internacional. Lo anterior presenta una serie de implicaciones de empleo y distribución del ingreso para lo cual los gobiernos no están preparados.
No ha existido y no existe un enfoque integral de desarrollo económico cuyo objetivo primordial sea mejorar la calidad de vida de las personas individual y colectivamente. Los programas de la propia OCDE, el BM, Banco Interamericano de Desarrollo, organismos de la ONU como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, entre otros, solo complementan o introducen en los países beneficiarios apoyos o ayudas que se constituyen como paliativos de los impactos negativos de la búsqueda ciega de un mayor crecimiento económico y la introducción de nuevas tecnologías.
¿Por qué años de políticas públicas para erradicar la pobreza en África y Latinoamérica, siguen arrojando cifras enormes de pobres a pesar de que gobiernos y organismos internacionales se vanaglorian de sus intervenciones? Simplemente porque son acciones aisladas con pocas o nulas sinergias debido a que no hay una visión integral y coordinada de desarrollo que incorpore tanto las distintas características nacionales como las de los territorios subnacionales en un contexto de constantes influencias, retos y oportunidades globales.
Un cambio de enfoque es imprescindible, pero la pregunta es quién o quiénes podrán impulsarlo con éxito. Parece que el status quo es lo más cómodo y conveniente para los principales actores, es decir, políticos, sindicatos, personal de los organismos internacionales, empresarios, inversionistas, etcétera.
También con fundamento en el concepto de escasez de la propia ciencia económica, sostienen que con innovación y avances tecnológicos se puede hacer más con menos y así aprovechar los recursos escasos para satisfacer las necesidades de la sociedad.
La tendencia de la población mundial es a la alza. En un planeta donde el deterioro al medio ambiente es cada vez más evidente, el tema de la escasez y los avances tecnológicos para la satisfacción de crecientes necesidades es cada vez más relevante.
Sin embargo, la búsqueda constante de mayor crecimiento económico y la visión de que más y mejor tecnología son la respuesta a los problemas y retos de la sociedad actual y futura, es muy limitada. Los avances tecnológicos no necesariamente han considerado el tema ecológico o medio ambiental, y el impacto de la tecnología en otros aspectos tampoco se ha analizado e integrado cabalmente al debate de las políticas públicas.
La tecnología ha beneficiado mucho en el rubro de la productividad. Sin embargo, la tecnología ha tenido y seguirá teniendo un impacto significativo en el mercado laboral nacional e internacional. Lo anterior presenta una serie de implicaciones de empleo y distribución del ingreso para lo cual los gobiernos no están preparados.
No ha existido y no existe un enfoque integral de desarrollo económico cuyo objetivo primordial sea mejorar la calidad de vida de las personas individual y colectivamente. Los programas de la propia OCDE, el BM, Banco Interamericano de Desarrollo, organismos de la ONU como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, entre otros, solo complementan o introducen en los países beneficiarios apoyos o ayudas que se constituyen como paliativos de los impactos negativos de la búsqueda ciega de un mayor crecimiento económico y la introducción de nuevas tecnologías.
¿Por qué años de políticas públicas para erradicar la pobreza en África y Latinoamérica, siguen arrojando cifras enormes de pobres a pesar de que gobiernos y organismos internacionales se vanaglorian de sus intervenciones? Simplemente porque son acciones aisladas con pocas o nulas sinergias debido a que no hay una visión integral y coordinada de desarrollo que incorpore tanto las distintas características nacionales como las de los territorios subnacionales en un contexto de constantes influencias, retos y oportunidades globales.
Un cambio de enfoque es imprescindible, pero la pregunta es quién o quiénes podrán impulsarlo con éxito. Parece que el status quo es lo más cómodo y conveniente para los principales actores, es decir, políticos, sindicatos, personal de los organismos internacionales, empresarios, inversionistas, etcétera.